En una elaborada y amenazante pieza de teatro político, Jorge Capitanich, el jefe del gabinete argentino, rompió un ejemplar del diario local, Clarín, en vivo en la televisión el 2 de febrero. El diario había publicado un informe de que los investigadores habían hallado la copia de un borrador de un pedido de arresto contra la Presidenta Cristina Fernández, entre la basura afuera del departamento del fiscal Alberto Nisman. Viviana Fein, la fiscal a cargo de la investigación sobre la muerte de Nisman, negó el informe, provocando la escena montada por Capitanich. Un día más tarde, Fein se retractó de su declaración diciendo que fue un error involuntario. Capitanich entonces afirmó que él deliberadamente había sido proveído de información falsa, como parte de un complot para desacreditar al gobierno. Quizá no fue nada sorprendente que la corte suprema haya hecho conocer que estaba preocupada de que la investigación de Fein “carece de dirección”.End of preview - This article contains approximately 727 words.
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