Desde la reelección de la Presidenta Dilma Rousseff en octubre del año pasado, su nuevo equipo económico se ha concentrado más en recuperar la credibilidad de Brasil que en promover el crecimiento económico. Con Brasil ahora en recesión, y el dolor de los planes de austeridad del ministro de finanzas, Joaquim Levy, comenzado a morder, ha habido muy pocas buenas noticias, económicamente al menos, para el gobierno. Sin embargo, el 9 de junio, Rousseff convocó a todo su gabinete para develar el Programa de Investimento em Logística (PIL), un ambicioso plan para atraer casi R$200mm (US$65mm) de inversión en la infraestructura de Brasil. Mientras que los intentos anteriores para atraer la inversión privada no han dado el resultado esperado, en gran medida debido a la percibida interferencia excesiva del Estado, el último programa ha sido recibido con un cauto optimismo por parte de la comunidad empresarial.End of preview - This article contains approximately 785 words.
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