La deteriorada situación de la seguridad pública en El Salvador ha tomado un agudo giro hacia lo peor. En el curso de 72 horas, esta semana, los miembros de las bandas mara asesinaron a siete choferes de buses y paralizaron el transporte dentro y en los alrededores de la capital San Salvador, con una huelga forzada, con el fin de elevar la presión sobre el gobierno liderado por el Presidente Salvador Sánchez Cerén. Mientras el número de homicidios ha trepado en meses recientes a niveles no vistos desde la brutal guerra civil del país (1980-1992), el gobierno ha rehusado mantener conversaciones con las maras. Y se mantiene desafiante. Sánchez Cerén está prometiendo desplegar más militares en las calles en apoyo de la policía, mientras él y otros altos funcionarios del gobernante de Izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) están haciendo crecientes y graves reclamos sobre una campaña de desestabilización orquestada por el principal partido opositor de Derecha, la Alianza Republicana Nacionalista (Arena).End of preview - This article contains approximately 1396 words.
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