La semana pasada, contra los explícitos deseos de la Presidenta Dilma Rousseff, más de 50 diputados del congreso federal de Brasil del gobernante izquierdista Partido dos Trabalhadores (PT), votaron a favor de un proyecto de ley que eleva los salarios de fiscales públicos y de aquellos que trabajan en la oficina del fiscal general. Con incluso miembros de su propio partido desacatando las órdenes del ejecutivo, Rousseff está mirando crecientemente hacia el senado federal para que actúe como un “poder moderador” en la crisis política que ahora enturbia a Brasília.End of preview - This article contains approximately 876 words.
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