La Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, escapó de sus problemas internos durante unos días a principios de esta semana, cuando viajó a Nueva York para lanzar su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. De acuerdo con la tradición, fue la primera jefa de Estado en pronunciar su discurso. Rousseff enfatizó la disposición de Brasil de acoger a los refugiados sirios con los “brazos abiertos”, y esbozó algunas metas moderadamente ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en su país. Pero en declaraciones que estaban destinadas tanto a una audiencia interna, como al público internacional, Rousseff también insistió en que su gobierno estaba tomando las medidas necesarias para producir una recuperación económica. Muy pronto, sin embargo, su rol en el escenario mundial ya había terminado y Rousseff regresó a la tarea de tratar de evitar el juicio político mediante una complicada reorganización de su gabinete.End of preview - This article contains approximately 809 words.
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