Todos los acontecimientos políticos y económicos en El Salvador ahora están relacionados directa o indirectamente teñidos por los traumáticos niveles de violencia. El gran tema económico, por ejemplo, es el intento del gobierno de impulsar un nuevo impuesto sobre las telecomunicaciones a través de la asamblea legislativa. ¿Su propósito? Financiar la iniciativa de seguridad pública del gobierno y, más crudamente, su guerra contra las pandillas callejeras o maras. El director del Instituto de Medicina Legal (IML) de la corte suprema, Miguel Fortín Magaña, afirmó esta semana que la escalada de violencia no tiene “precedentes” en El Salvador, y que este año sería el más violento “desde que cifras confiables se volvieron disponibles”. En una semana durante la cual cuatro empleados de una compañía de buses fueron asesinados, y un oficial de policía fue decapitado, la paz parece una perspectiva distante.End of preview - This article contains approximately 898 words.
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