Algo anda mal con el sistema político de Chile. El Presidente Sebastián Piñera ha admitido indirectamente eso al pedir una profunda reforma política, que podría conducir a un cambio constitucional y al fin del actual sistema binominal, un legado de la dictadura de Pinochet. La prisa de Piñera por impulsar una reforma política es una consecuencia de su menguante rating de aprobación y la pérdida de autoridad de su gobierno ante las concertadas protestas por estudiantes que insisten persistentemente en su demanda de educación gratis garantizada para todos.End of preview - This article contains approximately 765 words.
Subscribers: Log in now to read the full article
Not a Subscriber?
Choose from one of the following options