La escalada en la confrontación entre la Presidenta Cristina Fernández y Hugo Moyano, el secretario general del sindicato de choferes de camiones (Sichoca) y secretario general de la confederación general del trabajo (CGT), fue como mirar el rumbo de colisión frontal de dos camiones: todos podían ver desde kilómetros que eso sucedería, pero ninguno de los ‘choferes’ podía aplicar los frenos para pararlos. Cuando Moyano convocó a una huelga general la semana pasada, se hizo claro que después de unos ocho meses de crecientemente hostiles diatribas verbales, el líder sindical estaba listo para mostrar su juego.
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