El Presidente Raúl Castro, al advertir a los
cubanos que no esperaran “recibir sólo buenas noticias" en su discurso del 26 de
julio, no sabía aún con que rapidez se comprobaría cuán acertadas fueron sus
palabras. Los Huracanes Gustav e Ike, que azotaron a Cuba en el espacio de tres
semanas, cobraron cinco vidas, arrasaron por completo a unas 63.000 viviendas y
dañaron seriamente otras 444.000. Los cálculos oficiales del costo económico aún
deben ser revelados, pero las estimaciones preliminares muestran que no sólo la
economía sufrió un enorme golpe, sino que el gran plan de Castro para
incrementar la eficiencia del sector agrícola pasará serias dificultades para
ponerse en marcha.End of preview - This article contains approximately 674 words.
Subscribers: Log in now to read the full article
Not a Subscriber?
Choose from one of the following options