Más de 700 personas han muerto en el estado de Río de Janeiro y unas
20 personas en São Paulo, luego de las repentinas inundaciones y deslizamientos
de fango causados por la torrencial lluvia. La alta lista de muertes contrasta
con la de Australia, que también sufrió los mismos problemas a inicios de este
año, subrayan el hecho que Brasil aún tiene un largo camino por delante para
alcanzar el estatus de país desarrollado. De manera significativa, la tragedia
destaca el déficit de viviendas en Brasil, con gran parte de su población
viviendo en condiciones precarias en áreas de riesgo.End of preview - This article contains approximately 746 words.
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