El Presidente Sebastián Piñera terminó un año tumultuoso sopesando si buscar o no la más profunda reforma política desde que Chile el retorno a la democracia en 1990. Piñera invitó a sus cuatro predecesores a participar en reuniones a puertas cerradas (en las que ni los ministros ni asesores estuvieron presentes) a finales del año pasado y los comienzos de este. Su intención era discutir “los grandes temas”. Estos nos vienen más grandes que la abolición del sistema binominal de la era Pinochet, para crear una democracia más representativa. Si Piñera tiene la voluntad, el deseo, o el apoyo necesario para este cambio trascendental, después de un año en el cual las protestas sobre la educación diezmaron sus niveles de aprobación, no está claro, pero él podría estar calculando que, precisamente por su peligrosamente bajo apoyo popular, vale la pena correr el riesgo.End of preview - This article contains approximately 1231 words.
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