Eduardo Azeredo, el ex gobernador de Minas Gerais, dio muchas razones para dimitir, el 19 de febrero, de su posición como diputado por el Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB). En una carta a sus colegas citó problemas de salud y su renuencia a estar sometido al abuso en la cámara del congreso que, él escribió, estaba sujeta a las “presiones políticas”. Dejando de lado la pregunta obvia de para qué es un congreso, si no es para responder a las “presiones políticas”, la carta de Azeredo olvida mencionar que la presión de la que él indudablemente era sujeto provenía de su propio partido. Al dimitir, él podría eludir el procesamiento por la corte suprema, y desarmar a sus oponentes que buscarán atacar al aspirante presidencial del PSDB, Aécio Neves, sobre el llamado ‘mensalão mineiro’.End of preview - This article contains approximately 765 words.
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