Uno de los últimos vestigios de la dictadura. Esta es la crítica habitual dirigida contra el sistema electoral binominal en Chile, que favorece a dos grandes coaliciones y conspira contra la representación política. Las iniciativas para reformar el sistema vienen y van. Ellas quedan atascadas en el congreso o hacen un súbito progreso antes de ser dejadas a un lado rápidamente. Dado este contexto, no fue una sorpresa que la oposición fuera atrapada inadvertida cuando, a solamente seis semanas después de asumir, el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet presentó una propuesta al congreso para reformar el sistema, que fusiona algunos de los proyectos previos. Sin embargo, la oposición no estuvo sola. Los partidos dentro de la gobernante coalición Nueva Mayoría también fueron sorprendidos –y no todos ellos placenteramente.End of preview - This article contains approximately 1031 words.
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