Las elecciones regionales y municipales del 5 de octubre confirmaron que la política se ha vuelto atomizada en Perú. Los partidos centrales que ofrecían una amplia visión nacional parecen no tener influencia a nivel regional, donde los movimientos locales prosperan a pesar de la proliferación de alegatos de corrupción contra muchos de aquellos que ejercen el poder en el período previo a las elecciones. Esos movimientos tienden a asumir posiciones anti-sistemas y anti-minería. Partidos nacionales establecidos parece que terminarán con solamente dos de las 25 presidencias regionales –San Martín y Pasco– e incluso ahí ellos deberán competir en una segunda ronda en diciembre, después de no haber obtenido el 30% de los votos.End of preview - This article contains approximately 1239 words.
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