Mientras el gobierno liderado por el Presidente Nicolás Maduro ha buscado acusar a elementos paramilitares colombianos (e incluso al ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe [2002-2010]) de estar involucrado en el asesinato de Robert Serra, un joven diputado del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en su casa en Caracas la semana pasada, algunos analistas políticos sospechan que el incidente de hecho está relacionado con las –crecientemente públicas– tensiones dentro de la Revolución Bolivariana. Tales sospechas fueron más estimuladas por un violento choque justo dos días más tarde entre la policía y miembros armados de un colectivo pro-gobierno, en el cual otras cinco personas murieron. Cualquiera sea la verdad (y es improbable que salga a la luz pronto), la violencia política en Venezuela parece volverse un creciente riesgo, agregándose a la percepción que Maduro no está en ‘total comando operacional’, utilizando un lenguaje militar.End of preview - This article contains approximately 646 words.
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