En cualquier conflicto prolongado y violento es a menudo muy difícil establecer los hechos debido al ‘humo de la guerra’. Ciertamente, este ha sido el caso en México. Donde ha habido repetidos choques entre bandas rivales de organizaciones de tráfico de drogas (OTD) y entre OTDs y las fuerzas de seguridad. Una perturbadora posibilidad es que las fuerzas de seguridad, incluidos el ejército y la policía federal (PF), pueden haber llevado adelante ejecuciones extrajudiciales y que pretendían hacer pasar a las víctimas como muertas en confrontaciones. Hasta ahora el más notorio de éstos casos se cree que ocurrió en Tlatlaya, en el Estado de México, en junio del 2014, cuando 22 supuestos miembros de una OTD fueron muertos después de supuestamente haber emboscado a una unidad del ejército: basado en el testimonio de un sobreviviente, los fiscales ahora creen que la mayoría de las víctimas fueron, de hecho, ejecutadas después de haberse rendido. Ahora, se está reportando que algo incluso peor ocurrió en Tanhuato, en el estado de Michoacán, en mayo de este año.End of preview - This article contains approximately 909 words.
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