El abierto desprecio por el presidente de la cámara de diputados federal de Brasil, Eduardo Cunha, ya no se limita a los activistas de Izquierda que salieron a las calles el 8 de noviembre, exigiendo su destitución, así como el fin de la austeridad. Tampoco se limita a los activistas estudiantiles que lanzaron una lluvia de falsos billetes de dólares sobre Cunha durante una entrevista de televisión en vivo la semana pasada. Ahora, incluso aquellos más interesados en llevar promocionar el juicio político a la Presidenta Dilma Rousseff, lo que es prerrogativa del presidente de la cámara baja, se están distanciando a sí mismos de Cunha, ante las crecientes evidencias de su corrupción y sus cada vez menos creíbles excusas para su riqueza. De todos modos, esto no es garantía de que el comité de ética de la cámara de diputados, que debe decidir sobre su destino, optará por expulsarlo de la cámara de diputados.End of preview - This article contains approximately 972 words.
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